Si un restaurante desea conservar su clientela o atraer nueva, no es suficiente que ofrezca una excelente comida, ya que los comensales suelen ser muy sensibles a otras cuestiones, como: el aspecto del local, la eficiencia del personal, el trato atento y discreto y, desde luego, las medidas de seguridad e higiene. Es de recordar que, gracias a la tecnología, hoy los comensales tienen más y mejores parámetros de comparación antes de optar por un lugar para comer.
Por cuanto hace al aspecto del local, debe decirse que los detalles sí cuentan. Todo restaurantero debería revisar el estado del local donde presta sus servicios, desde la pintura, la funcionalidad del mobiliario y sanitarios, la iluminación y hasta los objetos decorativos y de servicio. Para los comensales, la experiencia culinaria comienza desde el entorno en el cual degustará los platillos.
La adecuada capacitación de los meseros es necesaria para transmitir en forma conveniente la imagen del establecimiento, pues él se convierte en un agente de ventas de las bebidas y alimentos que se ofrecen. Aún más, el hecho de que los meseros respeten el protocolo de servicio siempre será valorado por el comensal; a ningún cliente le agrada recibir su platillo frío, quemarse con un plato, permanecer con platos sucios en la mesa o tener un contacto físico innecesario con el mesero.
En adición a lo anterior, en esta nueva normalidad, los comensales desean seguir disfrutando de su lugar y platillo favoritos, sin riesgos innecesarios; por tanto, la seguridad e higiene se han convertido hoy en día en condiciones necesarias para recuperar la confianza de los clientes. Proteger al comensal debe ser la prioridad en todo restaurante.
Aunque ello es un desafío para la industria restaurantera, también puede transformarse en un área de oportunidad si se utiliza como una estrategia de venta de comida en sitio y a domicilio.
Entonces, la estrategia consiste en lograr que los comensales incrementen su percepción de seguridad al asistir o comprar en el restaurante.
Algunas medidas que podrían acompañar a dicha estrategia son:
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Informar al comensal sobre las medidas de seguridad e higiene adoptadas por el negocio.
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En los medios publicitarios elegidos, informar sobre dichas medidas.
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Pueden ponerse a la vista los protocolos de higiene personal y colectiva del personal.
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En la entrada del establecimiento, a través de carteles o del propio personal, es conveniente señalar qué medidas se siguen para mantener la seguridad de los comensales.
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Las mesas y las barras son lugares idóneos para colocar recordatorios sobre las buenas prácticas del restaurante en materia seguridad e higiene.
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Mantener los códigos QR para visualizar el menú.
Las medidas exigidas a los comensales no deben ser intimidatorias, por ejemplo, algunos restaurantes optan por obsequiar toallitas sanitizantes con aromas agradables, así como bolsitas para guardar las mascarillas, como una amenidad adicional para los comensales (y, desde luego, con fines publicitarios).
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Supervisar que el personal mantenga los protocolos de seguridad e higiene fijados por la administración del restaurante.
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El personal del restaurante no sólo debe contar con equipo de protección (guantes, cubrebocas, etcétera), al realizar sus actividades, sino que debe usarlo en forma adecuada.
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Aunque generalmente los meseros constituyen el personal visible por los comensales, éstos deben tener confianza en que no sólo aquéllos, sino también todo el equipo de cocina utiliza el equipo de protección al estar en contacto con los alimentos.
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El personal encargado debe limpiar las superficies regularmente.
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Hacer evidente la desinfección de los cubiertos y otros materiales.
Muchos restaurantes han optado por entregar los cubiertos desinfectados en bolsitas individuales, lo que ha sido muy bien recibido por los comensales. También se puede optar por servicios individuales de pan, salsas, aderezos, etcétera y eliminar canastillas y recipientes de uso común. No es momento para que los cubiertos, vasos y aderezos permanezcan a la vista.
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Aprovechar los espacios del establecimiento
Es momento de acondicionar las terrazas, los patios y hasta las banquetas, para que los comensales más desconfiados puedan disfrutar de su comida al aire libre.
Si el establecimiento no cuenta con espacios de la naturaleza apuntada, se puede aprovechar la sana distancia para reacomodar el mobiliario del restaurante y hasta las estaciones de trabajo.
Cuidar que los espacios cerrados tengan una buena ventilación. ¡A abrir ventanas!
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Empaques adecuados y desinfectados para las entregas a domicilio