Dentro del álbum de los buenos recuerdos todos albergamos nuestras cosas favoritas, entre ellas, nuestro platillo y restaurante favoritos. Basta con traer a nuestra mente imágenes que han sido agradables, para que el cerebro experimente la misma calidad de la emoción. ¿Quién no recuerda con alegría el restaurante de su primera cita con el primer amor de su adolescencia, o aquel en que celebró un cumpleaños divertido?
Sin embargo, pocas veces nos detenemos a pensar que no son sólo los momentos, sino también los espacios, los olores, los sonidos y los sabores los que nos permiten establecer preferencias entre las cosas.
Es por ello que, durante la cuarentena, muchas personas añoraron regresar a un restaurante en particular, para recrear alguna experiencia que les produjo felicidad.
Los restaurantes que logran posicionarse en la preferencia de la gente y que se constituyen en lugares idóneos para consentirse y disfrutar, son aquellos que no solamente cuidan del sabor y la calidad de los alimentos, de la limpieza y de la atención del personal de servicio, sino además de la iluminación, de los olores, de los sonidos y de cada elemento decorativo que rodea al comensal.
Los olores, por ejemplo, tienen un valor emocional, porque los centros cerebrales involucrados en el olfato acceden a recuerdos que traen a la memoria personas, lugares o situaciones a partir de esas sensaciones olfativas. Así, muchas personas deciden ingresar a algún negocio y probar los platillos, simplemente porque los olores percibidos evocaron a su infancia.
Todo comensal que se haya sentido cómodo, relajado y consentido en un restaurante, querrá regresar a éste.
Por ende, para transformar un restaurante cualquiera o uno de moda, en “el restaurante favorito”, es necesario preocuparse siempre por el bienestar de los comensales y por crear una atmósfera en que se sientan afortunados de poder conseguir una reserva.
Cada interacción del personal del negocio con el cliente debe hacerlo sentir cómodo y especial.
Con pocos elementos casi cualquier restaurante puede convertirse en un espacio mágico que invite a los comensales a vivir la experiencia culinaria como algo único, atractivo y divertido, sin que se requiera de platillos de alta cocina. A modo de ejemplo, puede señalarse que, para disfrutar de esa experiencia de manera completa, es necesario que la decoración del restaurante, las vajillas, la mantelería y la cristalería se encuentren en consonancia con el tipo de comida que se ofrece. La forma en que el comensal percibe la calidad de los alimentos puede verse influenciada por una buena o mala presentación.
Otro elemento a considerar para ganarse la preferencia de los clientes es la personalización de los productos ofertados, pues las personas desean a toda costa sentirse especiales, a través de alimentos y bebidas hechas a su gusto. En todo restaurante favorito hay productos personalizables en el menú.
En espera que este blog ayude a mejorar la experiencia de los comensales y a transformar los negocios en restaurantes favoritos.